Imaginemos que estando en Madrid queremos ir de compras a una calle con tiendas retro, tendencias arriesgadas y con un ambiente joven...quizás muchos iríamos a Fuencarral. Pues bien si en vez de situarte en Madrid la escena se sucediera en Pekin, la calle elegida sería Gulou Dongdajie.
Es una zona poco turística y alejada de lo convencional que no aparece en la guías pero si viajas a la capital del imperio asiático, seguro que pasearas por el parque Bei Hai y subirás irremediablemente a la torre del tambor para ver y escuchar esa coreorgrafíaa de sonidos que resuenan por la ciudad a determinadas horas del día y que es un momento idóneo para detenerse y observar. Pues bien, en el barrio próximo a esa torre se encuentra Gulou Dongdajie.

No es la mejor versión de Fuencarral. Es la versión China :) Con mucho más polvo, mucha más basura, mucha más gente y con calles más estrechas cubiertas de tendidos eléctricos imposibles dónde los edificios exteriormente transmiten precariedad.
Encontraremos los cafés más vanguardistas de Pekin, las tiendas más coloristas y modernas y los artículos más curiosos y menos convencionales de la ciudad y todo por un precio irrisorio y en un ambiente joven e inquieto.

Recomendable para llevarte unos recuerdos de la ciudad saliéndote de los típicos souvenirs o comprar ropa actual pero no de imitación como pasa en el famoso mercado de la seda (al cuál NO recomiendo que vayáis a no ser que busquéis perder medio día entre comerciantes coñazo y artículos de imitación malos).
Y si os coincide comida o cena en esta zona, parada obligaotoria en el Restaurante Drum and gong en la calle Luogu Alley. La mejor comida que probamos en China y nada que ver con la versión de comida rápida que conocemos en España ;) Espectacular! Eso si, las paredes tienen manchas de comida, los baños son letrinas y las coca-colas están caducadas desde el 2008 fecha en la que fueron los JJOO en la ciudad y debieron calcular mal el stock de refrescos (no sólo en este restaurante sino a todos los que fuimos). Pero es mucho más divertido y es que si recorres tantos kilometros para conocer lugares exóticos no pretendamos comer en un restaurante occidental con servicios occidentales.¡A la aventura!