¿No os ha pasado alguna vez, que por el motivo que sea, te sientes vinculado emocionalmente a un lugar?

Comencé a ir a Cala D'or con a penas 12 años con mi familia y he vuelto alli no hace mucho. Todo sigue parecido a cuando recorría sus calles con mis primos y amigos. No hay mucho más que mejorar.

La última vez que fui, no pude evitar emocioarme al pisar la arena de la cala dónde tantas mañanas veía nadar a mi padre a primera hora. Y tampoco pude evitar arrepentirme de no haber bajado con él en más ocasiones a compartir ese "mejor baño del día" como el solía decirme con ánimo de convencerme para que madrugara. Y es que si un lugar me recuerda a mi padre, ese es este pueblecito. Seguramente porque él era feliz alli, relajándose y desconectando del trabajo.
Año tras año, cuando llegaba a Mallorca, nos encontrábamos con la misma gente. Era una sensación de estar en casa. Conocíamos a amigos que repetían cada año como nosotros y que aún conservo, a los empleados del hotel, a los dueños de las heladerías, tiendas, restaurantes...
Seguramente por todo esto y por el encanto de la zona, respondo a la pregunta que os hacía al principio de la entrada.

Y si visitáis la isla y os dáis un paseo por Cala D'or, es de obligada parada, tomarse un helado italiano en la heladería Ciao Bei (calle santanyi,1) mmmmmmm
No hay comentarios:
Publicar un comentario