domingo, 29 de diciembre de 2013

Os recomiendo... Restaurante "La bicicleta" en Hoznayo (Cantabria)

Ayer estuve en un restaurante de Cantabria que lleva pocos meses abiertos. Aprovechando los días que estoy disfrutando en casita estas navidades, fui al restaurante La Bicicleta en Hoznayo, un pueblo a pocos minutos de Santander. http://www.restaurantelabicicleta.com/



Y la verdad que me habían hablado muy bien de él y entiendo ahora por qué se ha puesto tan de moda en Santander. Nada más llegar, la casa cántabra restaurada con sus luces, su terraza y su ambiente de campiña ya te hacen sentir a gusto. Pero cuando entras y ves los pintxos de la barra y el ambiente animado e informal del local esa sensación se incrementa.

He de decir que todos los camareros eran muy simpáticos y la atención al cliente era muy buena. Siempre pendientes de si faltaba algo, no teniendo que esperar entre plato y plato e intentando que la cena fuera lo más agradable posible. Y esto al menos desde mi punto de vista es importante porque me pone mala estar en un restaurante dónde parece que tienes que estar tú pendiente de los camareros para que te atiendan y que la educación y las sonrisas brillan por su ausencia. Seguro que me entendéis. :)

La carta es reducida, además de los pintxos, hay raciones, ensaladas, carnes y pescados y postres. Pero creo que el secreto de una buena calidad en un restaurante está (según dicen los buenos chefs) en tener una carta reducida y de calidad en la materia prima. Y creo que es una lección que cumplen en este restaurante.

Probamos pintxos porque era imposible resistirse a ellos mientras te tomabas una cerveza en la barra y después una ración de pulpo a la brasa y unas mini-hamburguesas con foie que eran exquisitas. Acabamos con varios postres y todo estaba riquísimo y el precio asequible y más viendo la calidad de la comida y la buena presentación de los platos.

Lo único que os recomiendo es que si váis reservéis porque como ya he dicho está bastante de moda y no hay mesas libre y menos en fin de semana. A nosotros nos toco cenar en una de las mesas altas que hay en la zona del bar y si no os importa también es una opción.



Espero volver cuando haga buen tiempo porque tiene una terraza-jardín muy apetecible para tomar una copa con amigos.




domingo, 22 de diciembre de 2013

Escapada a Bélgica...


Muchas son las personas que desde hace años me han hablado muy bien de Bélgica y muchas también son las veces que yo he ido posponiendo mi visita a este pequeño país únicamente porque pensaba "bueno, ya iré…". Pero hace una semana pude comprobar que todo lo que me dijeron es poco y que Bélgica aún siendo pequeña es un país que no deja de sorprender.

Lo primero que me llamó la atención es que dependiendo en qué ciudad te encuentres y aunque sólo haya 40 km de distancia con la anterior, el idioma que se habla en sus calles puede ser totalmente distinto. Y es que sus idiomas oficiales son tres: francés, neerlandés y alemán. Aunque yo intenté dejar de lado el inglés al que estoy más acostumbrada y que es una apuesta segura en cualquier viaje ;) y practicar ese francés que estudié durante 5 años en el colegio y que nunca tengo ocasión de practicar, jaja. (Aún recuero el libro "Le petit Manuel").

Nuestro primer amanecer en Bélgica fue en Brujas. Aún siendo la más pequeña de las ciudades que visitamos, es la más fotografiada por turistas y es que si soy sincera era hasta incómodo pasear por sus empedradas y preciosas calles ya que al ser fin de semana había miles de personas que se agolpaban en los rincones más bonitos. Pero intentando abstraernos de ese pequeño detalle, Brujas es preciosa.

Entramos paseando por un sendero que hay que bordea el río y que fue de los pocos lugares dónde no había gente así que resultó muy agradable y llegamos al Minnewater (Lago del amor) famoso por su leyenda y sus cisnes. La luz de la mañana que se reflejaba en el agua y los árboles con colores otoñales hicieron de la vista algo especial. y es un buen sitio para entrar andando a la ciudad ya que conecta con la zona céntrica a pocas calles.




Si seguimos paseando, llegamos a otro de los rincones más tranquilos que es un antígüo convento de monjas Beguinas. No son más que casita blancas alrededor de un verde jardín arbolado pero por el motivo que sea  a mi me transmitió mucha tranquilidad y lo recomiendo.














Una vez dentro de las callejuelas y rincones de Brujas, sólo hay que relajarse, disfrutar y contemplar la belleza de sus callejuelas, iglesias, puentes y plazas.


Al coincidir con época pre-navideña todo estaba mucho más bonito ya que los mercadillos navideños, las luces y los adornos daban aún más aire de cuento a esta pequeña ciudad.



El rincón más fotografiado de Brujas seguramente sea éste, Rozenhoedkaai:


Un imprescindible si coméis en Brujas son los famosos "Mussels"( mejillones) con salsa de nata en cualquiera de sus restaurantes aunque si podéis evitar las calles más transitadas seguro que os ahorráis unos euros y ganáis en calidad. Y si no os apetecen mejillones, recordemos que estamos en Bélgica y al producto estrella son las patatas fritas ya que al contrario de lo que piensan los americanos al llamarlas "french fries" éstas no tienen su origen en Francia sino en Bélgica :).

Después de pasar el día caminando por las calles de Brujas, habíamos leído sobre una ruta por los canales que llegaba a Damme un pequeño pueblecito a pocos kilómetros de Brujas dónde se conservan alguno de los molinos más bonitos del país. La ruta se puede hacer tanto en bici como andando o incluso en coche y en cualquiera de sus variantes es internaste por el paisaje verde, las casas típicas, los canales tranquilos y los ya nombrados molinos.


Si tenéis la oportunidad de despertar en Gante y vuestro hotel no tiene incluido el desayuno, no os preocupéis, es más, casi mejor. Dicen los amantes del chocolate caliente en la ciudad que empezar el día desayunando uno de los chocolates del café Quetzal  http://www.quetzal.be/website/en/ es una de las mejores formas de entrar en calor y disfrutar del que para muchos es el mejor chocolate de la ciudad.  Y os prometo que el famoso Chocochino ( taza de chocolate caliente con trocito de brownie) es delicioso.

Gante es una ciudad bastante más grande y con más vida "no turística" que Brujas y hay mucho ambiente estudiantil debido al gran número de jóvenes que estudian allí su Erasmus así que sus calles son bulliciosas y hay locales curiosos dónde pasar un buen rato, eso si, ya que estamos en Bélgica, tomando una cerveza de las mil clases que ofrecen en cualquier cervecería. Mi favorita la famosa Kriek con sabor a cereza!!!

De las zonas de Gante que más me llamaron la atención y que no son tan nombradas en guías fue su barrio medieval, Pathersol dónde entre pequeñas calles estrechas es fácil perderse y disfrutar de momentos de silencio. 


Otra curiosidad de Gante es que están prohibidas las pintadas en la calle, y si, como en otras muchas ciudades del mundo. Pero no en todas las demás hay una calle dónde se permiten las pinturas y que los artistas callejeros aprovechan los metros de longitud de la famosa calle para expresarse y mostrar su obra.Es curioso y colorido pasear a lo largo de ella ya que está fuera del recorrido más turístico.

El resto de Gante, las cosas más nombradas las podéis encontrar en guías y webs, sus canales, su calle de Graslei, Korenlei para hacer compras, el famoso puente de San Miguel, su catedral de San Bravo, su  Grote Markt y su Castillo...


 Pero si que os puedo recomendar un sitio muy chulo para comer en la ciudad y es que se trata de una antigua iglesia que han reformado y que dan menús del día a buen precio y de comida típicamente belga a diario, es si las comidas de 12:00 a 14:00 y no vayáis más tarde porque cierran. Se llama Parnassus http://www.parnassus.be/ndl/ y está en Oude houtlei, 122 un poco alejada del centro pero se llega a píe en pocos minutos y así se disfruta de la Gante menos visitada.


La ciudad de Bélgica que más me impresionó y de la que pocos me habían hablado fue Amberes, conocida por su puerto y sobre todo pos sus diamantes. Es una ciudad grande, con edificios que rozan el gótico más extremo pero su Groenplaats, su catedral, su castillo y su paseo junto al río "el Steen" son imprescindibles. 


Y ya finalizando el viaje visitamos Bruselas, menos espectacular que las anteriores pero la realidad es que su Grand Place es una belleza arquitectónica y dar un paseo por su famosa ruta del cómic y comprar chocolate en sus múltiples chocolatiers es un final de viaje muy especial. Sin olvidarnos de su famoso Atomo gigante que se encuentra a las afueras y que es muy curioso de ver.








Y si hablamos del rincón más famoso de Bruselas es su Manneken pis, pero la figura del gracioso niño es tan pequeña que a mi me moló más la pintura de un edificio próximo ;)
Como comprobaréis me falta tiempo y espacio para contar todo lo interesante que tiene Bélgica ese país al que siempre decía " ya iré" y que tras haber ido, digo "espero volver".